Monasterio de San Juan Bautista (actual San Pelayo)

Reseña histórico-artística

Situado al norte de la basílica de Santa María, sus dependencias se desarrollaron, cualquiera que fuera su configuración, entre dicho templo y la muralla de la ciudad. Constaba de un patio, cuyo muro sur es medianero con Santa María. Alrededor del mismo se situaban, por el norte, la iglesia de San Juan Bautista, de configuración desconocida, aunque cabe pensar, por razones litúrgicas, en un templo de nave única rematado en varios ábsides. Al E de este edificio, se hallaron, en 1934, restos que podrían ser interpretados como pertenecientes a un edificio cruciforme, que pudo albergar el baptisterio de la catedral, nombrado en los documentos como "del paraíso", por situarse en la parte E del atrio de la catedral.

Sin embargo, analizando dichos restos en profundidad, también podrían corresponderse con los de una cripta litúrgica, situada bajo el presbiterio o el santuario de la iglesia primitiva de San Juan Bautista, la cual, en consecuencia, tendría unas dimensiones muy parecidas a las del actual edificio. Aunque la única fuente altomedieval que cita la iglesia de San Juan Bautista es la Crónica de Sampiro, obispo de Astorga, dicho tipo de criptas no son en absoluto desconocidas en el occidente cristiano en épocas anteriores al románico.

Vista actual de San Pelayo, desde el este.

El modelo de cripta martirial surge con el cristianismo primitivo, generalizándose en su aplicación, sobre basílicas romanas preexistentes, en los siglos VII y VIII (S. Crisógono, 730; Santa Cecilia, 817-24; San Marcos, 827-44); al mismo tiempo el modelo se difunde por la Galia merovingia y precarolingia (S. Aphrodisias de Béziers, hipogeo de Mellebaude en Poitiers), de donde habría pasado a las islas británicas. Concretamente, en la arquitectura religiosa de los reinos de la Heptarquía de la Inglaterra sajona, encontramos varias, de entre los siglos VII y VIII plenamente identificables con estos restos, como son las de Hexham y Ripon, datables en el último cuarto del s. VII. Ambas criptas comparten con los restos ovetenses afinidad en disposición, dimensiones, y tipo de fábrica, constituída en todos los casos por sillares tallados y escuadrados, de factura romana, tipología compartida por el ejemplar ovetense que, sin embargo no se corresponde en absoluto, por su disposición, a una cripta de concepción románica.

Si como fruto de una investigación arqueológica rigurosa, pudiera confirmarse la identidad de factura y funcionalidad de las fundaciones reseñadas en comparación con la Ovetense, habría que concluir la presencia, tanto en los territorios ingleses, como en el solar del Reino de Asturias, de tradiciones constructivas comunes, fruto, seguramente, del trabajo de talleres que compartirían modelos constructivos y técnicas comunes, de origen romano, en el caso de Inglaterra, llegadas con las misiones de Agustín y Teodoro de Canterbury, y en el de los territorios de la Hispania bajo-visigoda, de la mano de iniciativas parecidas, de origen en las sedes episcopales del Noroeste hispánico, o incluso debidas a pedidos de clientes pertenecientes a las élites dirigentes locales, que podemos imaginar en cierto grado de aislamiento, pero jamás estancas ni impermeables a las influencias de los grandes centros de decisión política, y de produción artística y cultural de la época.

No obstante lo anterior, dada la elevada probabilidad de esta hipótesis, hemos de rechazar la identificación de estos restos con los del conocido como "baptisterio del Paraíso", que permanecería, por tanto, ilocalizado, por el momento.

Planta hipotética del primitivo San Juan Bautista. Antigua cripta interior, bajo la actual de San Pelayo.