Iglesia de San Miguel de Liño

Reseña histórico-artística

La iglesia de San Miguel , en el lugar de Liño (Lignum), en la ladera del monte Naranco (Naurantium), a unas 2 millas romanas de Oviedo, forma parate del conjunto de edificios ("multa edificia", según la versión Rotense de la Crónica de Alfonso III), que, según las Crónicas contemporáneas del Reino de Asturias, Ramiro I edificó en dicho lugar.

Evolución histórico-constructiva de San Miguel de Liño. Evolución histórico-constructiva de San Miguel de Liño.

No existe, sin embargo, seguridad acerca de la primitiva advocación del templo. Existe constancia de la advocación del templo a San Miguel Arcángel en la Crónica Silense (s. XII). Con anterioridad, las menciones cronísticas nombran un templo de Santa María, cuya descripción encajaría con la del edificio que nos ocupa (versión "Ad Sebastianum", de la Crónica de Alfonso III), o simplemente una iglesia -de la que no mencionan advocación-, y múltiples edificios palatinos, de admirable construcción abovedada (Crónica Albeldense).

El edificio primitivo, de concepción arquitectónica audaz, y que aportaba soluciones novedosas, tuvo, sin embargo, una ejecución constructivas deficiente, lo que provocó que, ya a fines del s. XI (Según atestigua el análisis por C-14), sufriera el derrumbe de los 2/3 del volumen construido, conservándose hoy día, solamente, el antecuerpo occidental y el primer tramo de las primitivas naves.

En cuanto a su tipología, se trata de la clásica basílica asturiana de tres naves, divididas por arquerías -de cuatro tramos de arcos de medio punto-, transepto tripartito inscrito en planta, y triple ábside contenido por un único muro testero recto. A las naves precede un elaborado antecuerpo occidental, de dos pisos, organizado axialmente en planta, situándose en sus dos testeros laterales sendas escaleras de acceso al piso superior, en el que se sitúan, del mismo modo, sendas habitaciones laterales en el espacio contiguo a las escaleras, con acceso al espacio central de la tribuna . Además, presenta otras dos particularidades que la diferencian del resto de los templos del ciclo asturiano: el abovedamiento total de sus espacios, responsable del original sistema de articulación de las naves laterales, para posibilitar el singular sistema de iluminación -que prescinde del clásico claristorio ubicado en la nave central-, y la utilización de columnas en lugar de los típicos pilares prismáticos, apoyados en singulares basas talladas con representaciones de escribas y evangelistas, y coronadas por capiteles de inspiración bizantina. El elaborado sistema de iluminación del interior, se basó en la separación de las naves laterales mediante arcos-diafragma donde apoyaban sus respectivas bóvedas, posibilitando así la liberación funcional de sus muros testeros, perforados entonces por grandes vanos cerrados por celosías de piedra calada, lo que, unido a la esbeltez de las arquerías, aseguraba un interior luminoso. Curiosamente, el hecho de haberse conservado un tramo de nave lateral, es lo que sirve para intuir que, de todas las hipótesis de restitución propuestas historiográficamente, es esta (García de Castro, 1995), la que tiene mayores visos de verosimilitud.

El edificio es, además, uno de los que demuestra una mayor riqueza decorativa de los conservados, habiéndose recuperado numerosas y variadas piezas de su profusa decoración escultórica: las columnas completas de la arquería ciega del ábside central; numerosos tableros, barroteras, y lechos de cancel, tallados con motivos eucarísticos y apotropaicos; las ya mencionadas celosías caladas -cuya talla es de gran complejidad y belleza, reproduciendo entrelazados, columnas que sustentan arquerías, rosetones-, y las famosas jambas de la portada principal, con escenas circenses copiadas de un díptico consular romano.

El estado actual del edificio se debe a la reconstrucción llevada a cabo en el mismo durante el s. XII, a fin de recuperarlo para el culto. Se demolieron las ruinas, consolidándose el tramo conservado de las naves, que se tapió, construyéndose entonces un tosco santuario único -en cuyos muros se aprecian por todas partes restos de la primitiva fábrica-, que se cubrió con una pesada bóveda de técnica románica.

En una intervención arqueológica reciente en el interior del pórtico, se liberaron de su pavimento postizo los camarines laterales de acceso a la tribuna , donde se descubrió un testigo del pavimento de "opus signinum" que, previsiblemente, tuvo el templo, sustituido tras la reparación de la ruina por el actual enlosado.

Planta original de San Miguel de Liño.