Iglesia de San Salvador

Reseña histórico-artística

Se trataba de la basílica mayor de la catedral doble ovetense, dedicada, sobre todo, a la liturgia pascual y de otras fiestas mayores.

Aunque de menor altura que la actual, asentada sobre ella, era, no obstante, un templo de grandes dimensiones (más de 40 x 20 x 18 m), y se diferenciaba netamente del esquema basilical de triple ábside de la arquitectura religiosa monumental del Reino de Asturias, por la presencia de un ábside único, probablemente muy monumentalizado, litúrgicamente complementado mediante un transepto destacado en planta, y probablemente tripartito -a tenor de los testimonios documentales- que permitía la circulación del numeroso clero necesario para la celebración de la liturgia correspondiente a las fiestas mayores, en el crucero, así como el perteneciente a los dos coros que se ubicaban en los brazos de dicho transepto.

Evolución histórico-constructiva de San Salvador de Oviedo. Evolución histórico-constructiva de San Salvador de Oviedo. Evolución histórico-constructiva de San Salvador de Oviedo.

Las crónicas del ciclo asturiano se refieren al templo encomiásticamente: "edificio admirable de piedra y cal, con altares dedicados a todos los apóstoles" (Crónica Albeldense), aclarando de este modo su disposición litúrgica, con "dos veces seis altares, a cada lado del altar principal dedicado al Salvador, ubicado en el ábside único, que constituía una disposición del santuario: "dos veces seis altares, a cada lado del Salvador" (Crónica de Alfonso III, Rotense, Ad Sebastianum), diferente de la que nos resulta familiar en los demás templos que conservamos del "Prerrománico Asturiano", aunque muy común en los grandes templos europeos del ámbito carolingio en que se inspiró San Salvador, con los altares secundarios ubicados por todo el cuerpo de la iglesia, poniendo de manifiesto, una vez más, la complejidad de la liturgia asociada a las Fiestas Mayores del Calendario Litúrgico.

Esto se traducía, constructivamente, en una cabecera diferente de la tradicional tripartita, con un ábside único, monumental, albergando el altar dedicado al Salvador, y dos veces seis "bis sena" altares, situados en las respectivas esquinas norte y sur de la nave central, que albergaban el culto a los apóstoles, que se ubicaban por parejas -posiblemente un total de cinco altares por lado, habida cuenta la celebración conjunta de la festividad de ciertas parejas apostólicas -como San Pedro y San Pablo, y San Simón y San Judas Tadeo-, disposición que probablemente se conservaba en el s. XII, cuando el obispo Pelayo decidió dignificar algunos de los altares.

En el siglo XVI, cuando ya se encontraba construído el actual templo gótico -iniciado a finales del s. XIV por el Obispo Don Gutierre-, aparecen indicios significativos de la semejanza constructiva entre el nuevo templo y el primitivo, concretamente en la gran extensión de sus respectivos transeptos, como el hecho de que Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, en su Viage Santo, diera testimonio de la presencia en la perdida sacristía gótica (inmediata por el norte al actual altar mayor), de 4 de los altares del lado del Evangelio (trasladados desde la nave, al ser demolida ésta), sobre el pavimento original de "Opus Signinum" que testimonia la extensión hasta dicho lugar del antiguo transepto; del mismo modo, existe testimonio de la presencia de idéntico esquema en el lado de la epístola, en un documento de transacción donación de terrenos por parte del monasterio de San Vicente a la catedral en 1379, donde se mencionan las advocaciones de los altares que se trasladaban a la capilla funeraria del obispo Don Gutierre, cuyo solar era el objeto de la donación: san Bartolomé, san Simón y san Lucas (capilla de doble advocación), y San Andrés, anteriormente ubicados en "el cuerpo de dicha Yglesia", además de aclarar cuál era la configuración externa del testero, correspondiente al brazo sur del transepto: muro recto con múltiples pilares o contrafuertes de articulación y refuerzo del mismo, esquema netamente altomedieval, que pone de manifiesto el carácter originario del esquema absidal descrito.

Por tanto, debe descartarse tanto la configuración del ábside mediante la típica cabecera tripartita -con su imposible distribución de los 12 altares apostólicos, 6 en cada capilla lateral-, como la pertenencia del esquema absidal a una hipotética reforma de gran calado del edificio efectuada en tiempos del Obispo Pelayo, de quien consta reparó las cubiertas del edificio, y mejoró algunos de los altares "sicut modo", es decir, respetando la disposición original.

La propuesta de reconstrucción del santuario del templo que asumimos como propia -y que desarrollaremos a lo largo de los diferentes apartados de la ficha del templo- se debe al proceso de crítica y discusión entre nuestras hipótesis iniciales, y la nueva hipótesis, contextualizada en su conjunto de variables, emitida por César García de Castro-Valdés (GARCÍA DE CASTRO 2015, 2017), acerca de la configuración del santuario, en función de una nueva interpretación del mencionado documento de 1379, y basada en ejemplos del ámbito europeo coetáneo al templo ovetense -sobre todo el carolingio-, cuyo esquema terminó por cristalizar canónicamente en la famosa Planta del monasterio de Sankt-Gällen, s. IX (post. Concilio de Aquisgrán, 816), según la cual los altares se ubicarían por parejas de apóstoles en las naves laterales, aprovechando los pilares de separación entre las naves, disposición esta que se materializa también en la iglesia de la abadía de Céntula (s. IX), que, además, guarda, en su disposición general, numerosos paralelismos con el conjunto religioso ovetense (BORGE, 2015).

A ambos lados del altar del Salvador, es decir, del ábside central, consta, por mención por parte del mencionado Obispo Pelayo (eps. 1098-1135), la existencia de dos lápidas conmemorativas -una de consagración, y deprecatoria la otra-, donde se refiere, en la primera, la fundación de la basílica por el rey Fruela, así como su reconstrucción por parte de Alfonso II, su hijo; en la segunda, dicho rey, ruega oraciones por su alma a los ministros al servicio de los altares de la basílica, impeliéndoles a llevar a cabo su súplica, so pena de perder su sagrado ministerio.

Contaba con tres naves -articuladas, seguramente, mediante arcos de medio punto sobre pilares cuadrados-, siendo la central de doble anchura que las laterales, y de mayor elevación, para albergar las ventanas del claristorio, que garantizaban la iluminación.

En la parte anterior, contaba con un pórtico, previsiblemente tripartito, seguramente integrado en el cuerpo de las naves -lo que ocurre en los edificios de mayor monumentalidad del ciclo asturiano-, cuyo cuerpo central albergaba en su piso alto una tribuna, que aparece reiteradamente mencionada en la documentación medieval referente al edificio.

Planta hipotética de la iglesia de San Salvador de Oviedo (Borge, 2001). Planta replanteada de la iglesia de San Salvador de Oviedo (Borge, 2014). Planta hipotética de la iglesia de San Salvador de Oviedo (G. de Castro, 2015, 2017; Borge Cordovilla, 2018).