Reseña histórico-artística del Oviedo Altomedieval

El nombre de Oviedo

Por las menciones documentales altomedievales sabemos que el nombre actual de Oviedo proviene de un topónimo “Ouetdao” (Testamentum de Alfonso II a San Salvador, noviembre 16, 812), siendo nombrado posteriormente en las Crónicas del Reino de Asturias como “Oueto” (Alfonso III, Rotense, Ad Sebastianum), y “Ouetao” (Albeldense), igualmente aparece “Ouetao”, en la única mención epigráfica conservada (lápida de donación de la fortaleza del Aula del Tesoro por parte de Alfonso III a San Salvador) en que figura el topónimo, no apareciendo la forma latina clásica "Ovetum", hasta el s. XII.

Testamentum de Alfonso II, folio I. Testamentum de Alfonso II, folio II. Identificación del nombre de Oviedo, Ouedtao, en dicho f. II.

Estas menciones documentales han servido a los autores históricamente para tratar de trazar la etimología del topónimo:

Ya en el s. XII, el obispo Pelayo en su Historia de cuatro ciudades trazó la primera hipótesis filológica acerca del origen del término, relacionándolo con la ubicación de la ciudad en el territorio de Asturias comprendido entre los ríos Ove y Deva (FERNÁNDEZ CONDE, 2003). Se trataría de una palabra compuesta, representativa de formulaciones etimológicas basadas en construcciones populares del lenguaje. Por otra parte, la delimitación del territorio, sin relación alguna con el topónimo, aparece en un documento del s. XI, anterior al episcopado de Pelayo (LARRAGUETA, S., 1962: Nº 59, julio 15, 1058), refiriéndose a la totalidad del territorio de la Asturias Trasmontana; sin embargo el topónimo preexiste de forma independiente con anterioridad a esta mención, además de que, si bien podríamos establecer la relación del término con la raiz Oue-, no aparece por ninguna parte en la desinencia –tdao, -tao, la posible relación con el también hidrónimo Deua.

El historiador asturiano de época moderna Luis Alfonso de Carvallo, ponía en relación el topónimo de Oviedo -basándose en Florian de Ocampo, que invocaba a «antiguos historiadores y cosmógrafos»- con Leo Ubinda, que luego degeneraría en Lobindo, afirmando el autor como «aún aora le suelen llamar assi algunos Aldeanos». Hemos de decir que los autores consultados establecen Lobindo-Ubindo como hidrónimos prelatinos, lo que nos llevaría a la raiz indoeuropea ab-, ob-, relativa al agua.

Algunos autores ponen en relación Oviedo con un teónimo, fruto de la unión del latino “Jovis” (Iovis=Júpiter), y el griego “Théos”, nombre genérico de Dios. No parece muy plausible la unión de estas dos raices de modo redundante para referirse a un lugar referido a Júpiter, por no hablar de la mezcla de dos lenguas diferentes para formar el término.

Continuando con la hipótesis del teónimo, el padre Louis Hardouin, en el s. XVIII, quiso poner en relación el topónimo con una forma apocopada del adjetivo “Jovetano” (relativo a Júpiter), apoyándose en una cita de Plinio que, supuestamente, se referiría a un plomo negro Jovetano u Ovetano, lo cual resulta improbable, tanto por la incertidumbre existente acerca de lo que realmente escribió Plinio, como por la evidencia de que en el territorio de las Asturias de Oviedo no existe constancia alguna de minería del plomo. Esta ha sido una hipótesis de éxito, pues varios autores la utilizan para argumentar la existencia de un Oviedo romano, anterior al s. VIII, como José Mª Fernández Buelta, o Vicente José Fernández García.

Otros autores proponen una procedencia del Euskera (lit. Eúskaro), como (SÁNCHEZ CALVO, 1878), Oueta “sitio altibajo”; o (GARCÍA BERLANGA, 1982), Ovie “cañada”, y el sufijo –eta, -eto (Castellano –eda/-edo), expresando pluralidad = “lugar de cañadas”. En nuestra opinión vuelve a repetirse el fenómeno derivativo en la explicación del orónimo, ya que tanto las cañadas como los altibajos se originarían, o traerían consigo la presencia significativa de agua, lo que haría posible su explicación a través de una raiz originaria hidronímica.

Por su parte (MENÉNDEZ PIDAL, R.: 1950, 1953) propone una filiación celta, como en el caso de Obétago, en Soria.

Respecto a este último topónimo, investigado por (GARCÍA DE DIEGO, 1956), del Eúskaro: Ove- "concavidad, cueva", -tago, de -tegi "lugar de". Volviendo de nuevo a nuestra argumentación anterior, acaba equivaliendo a un hidrónimo, por derivación: un lugar cóncavo (una dolina), surge y se retroalimenta del ciclo del agua.

Dentro de los filólogos más recientes, son muy significativos los estudios de (SEVILLA RODRÍGUEZ, M., 1984), donde se plantea una metodología de análisis que elimina de los topónimos candidatos a estudio todos aquellos casos en los que no es posible rastrear un étimo radical que no ofrezca dudas acerca de su carácter prelatino; por esta causa dejó fuera de su estudio directo Ouetdao, aunque sí ofrece soluciones indirectas al mismo, a través de los radicales que estudia, que resultan ser hidrónimos, cuya presencia si se detecta fácilmente en el topónimo Ouetdao. Este autor identifica en la toponimia Indoeuropea prerromana en Asturias las raices hidrónimas ob-, ab-, op, ap, que constituiría el étimo del que se derivaría Ouetao.

En la misma línea se sitúa (VILLAR LIÉBANA, F., 2014), que va más allá, poniendo en relación la forma Ouetdao/Ouetao con el adjetivo indoeuropeo upétas "provisto de ríos", donde el étimo hidrónimo es similar al propuesto por Martín Sevilla: "up", río.

Por nuestra parte, en función de los estudios reseñados, pensamos que el topónimo prerromano Ouetdao/Ouetao/Oueto se refiere con mucha probabilidad a un lugar relacionado con el "agua que fluye, o corre en alto" –regando por tanto todos los alrededores situados a menor cota-, existiendo argumentos filológicos para apoyar nuestra hipóteisis, ya que, en nuestra opinión, el radical op- habría sufrido a través del tiempo un proceso de "lenición”, principio de la fonética según el cual se produce el debilitamiento de las consonantes de fuerte a débil (en nuestro caso, de –p a –b), y posteriormente, a través de la "vocalización", de Ob- a Ou-, manteniéndose el infijo de pluralidad –et, y, tal vez, respondiendo el anómalo sufijo –dao, a una protorromanización del adjetivo romano "altus".

Inscripción conmemorativa de la erección de la torre de defensa del aula del tesoro de San Salvador, como refuerzo de las defensas de la Catedral. Identificación del nombre de Oviedo, Ouetao, en la misma.