Santa María de Naranco

Análisis espacial y funcional

El edificio se configura espacialmente sobre un doble cuadrado de unos 10 x 10 m, dispuestos sobre un eje mayor E-O, a partir del cual se establecen las subdivisiones de sus espacios: longitudinalmente, dos espacios laterales de unos 6 x 4 m, flanqueando axialmente al espacio central, de unos 6 x 12 m, repitiéndose este esquema tanto en el piso terreno como en la planta principal; en anchura, al mencionado espacio central de 6 m de ancho, se yuxtaponen, también axialmente, por el N y por el S, sendos pórticos, de los cuales, el N sirve de antesala de acceso al espacio de la sala noble, desde las escaleras que, también de modo simétrico, conducen a su planta superior; el del lado S, hoy en ruinas, era análogo al del N, aunque carecía de escaleras, y debió servir de balcón.

Santa María de Naranco: corte E- O mostrando la estructura espacial del edificio. Santa María de Naranco: corte E- O mostrando la estructura espacial del edificio.

En el piso terreno, la pieza principal consiste en un gran espacio rectangular de límites exteriores de unos 6 x 12 m, con una altura de unos 3 m, situado a un nivel ligeramente inferior al del terreno, provisto de un bancal perimetral corrido, sobre el que descansan directamente las impostas y los arcos fajones de la bóveda de medio punto, realizada en piedra toba, que la cubre. Dicho espacio no tiene comunicación con la cámara situada al O, en cuyo muro testero se abren tres mechinales de fábrica, que permiten la circulación del aire entre ambas estancias; sin embargo, sí posee comunicación con la cámara simétrica a la anterior situada al E, a través de una pequeña puerta de medio punto situada en el extremo S de su muro testero E, en el cual, además, se abren otros dos mechinales, análogos a los del otro testero, y con idéntica función. La estancia más interesante de esta planta terrena es la situada en el lado E, a la que se accede, desde el espacio central, por la mencionada puerta, y, desde el exterior N por otra pequeña puerta de medio punto, análoga a la anterior. Este habitáculo se encuentra soterrado respecto al nivel del terreno en cerca de 2 m, siendo la finalidad de tal soterramiento posibilitar el llenado de agua de la misma, desde el exterior, por vasos comunicantes, lo cual se llevaba a cabo mediante una tubería, que descendía a través de una de las ventanas del lateral S de la estancia, por una caja de sección cuadrada practicada en el muro S de la misma. A día de hoy, desconocemos si el sótano se llenaba directamente de agua, o si estaba provisto de una cuba de madera, o una pila de fábrica. Sí es segura la presencia de agua, ya que, en el mismo muro S, se dispone un desagüe al nivel del pavimento, construido mediente tubos de arcilla. La estancia simétrica por el O, tiene su pavimento al mismo nivel de aquel del espacio central, y parece no tener, en cuanto a su función, relación directa con la de las otras dos estancias, tratándose, en principio, de un espacio auxiliar. Sin embargo, a nuestro juicio, si consideramos la posibilidad de circulación de aire entre los 3 ámbitos de esta planta terrena, unido a la inequívoca función balnearia de la situada al E, podemos considerar seriamente la posibilidad de una función relacionada con el baño para toda esta planta baja de la edificación, con el siguiente detalle:

En la planta principal se repite la misma división espacial del piso terreno, pero, debido a su carácter, su alzado es el doble que el de aquel, (6 m aprox.), igualando así la anchura del cuerpo central del edificio. En este primer piso, toda la configuración espacial se subordina al espacio central de la sala noble: a ella se yuxtaponen, al N y S los pórticos laterales -accediéndose al ámbito, con funciones de antesala, desde el del lado N-. Además, y del mismo modo, en los extremos de la sala, y con acceso diáfano desde la misma a través de sendas triples arquerías, se ubican los miradores, o velvérderes, situados, de modo simétrico, en los extremos E y O del ámbito principal. Funcionalmente, está claro el papel principal de la sala noble ubicada en el espacio central, y, en segundo lugar -por estar espacialmente relacionados de modo directo con ella-, la de ambos miradores, o velvéderes laterales, a los que se accedía desde la misma prácticamente sin solución de continuidad, impresión hoy perdida por la absoluta inadecuación, en este aspecto, de la restauración realizada en el pasado siglo.